Estrés es un estado mental o emocional de
tensión o sobrecarga resultante de enfrentar circunstancias adversas o
exigentes. Los humanos, al igual que otros animales, tienen una respuesta
instintiva a situaciones o factores estresantes. Este se manifiesta en la forma
de mayor excitación y mayor focalización, mayor disposición a responder física
y mentalmente a aquello que la persona siente que se le aproxima. En general,
se trata de la experiencia propia y/o de la anticipación de la dificultad o
adversidad.
El estrés es universal y sus causas varían
enormemente y por ello no es fácil de medir, como ejemplo una persona puede
sentirse estresada por la toma de exámenes, pero felizmente nada con tiburones
blancos. Bajo circunstancias normales, las condiciones más comunes tienen que
ver con dinero, trabajo y familia y además:
- Las mujeres tienden a ser más estresadas que los hombres, con una posibilidad dos veces mayor de sufrir de desórdenes de ansiedad por ello.
- Los hombres tienden a disimular el estrés mejor que las mujeres.
- Personas jóvenes reportan más estrés que personas mayores.
- Las redes sociales pueden disminuir el estrés al reforzar las conexiones con amigos, pero producen aumento de estrés cuándo reportan malas noticias.
Consecuencias
Al estrés se le asocia con presión arterial
alta, dolores de cabeza, malestares estomacales e insomnio. Estrés crónico puede devastar el sistema
inmune y llevar a comportamientos enfermizos como tomar alcohol y fumar, elevar
el riesgo de diabetes y de enfermedades cardiovasculares.
Buen estrés y estrés percibido
El estrés puede generar sufrimiento y angustia,
pero también existe buen estrés y se le denomina “Eustress” y es causado por
experiencia positivas como enamorarse. Se pensaba que el ser humano podía
lidiar con el estrés malo cuando este no era demasiado severo, pero ahora hay
una corriente de investigación que cuestiona esa noción. Algunos científicos
están planteando que no solamente es importante el nivel de estrés, sino también
como se le percibe. El mismo estrés, percibido de una forma diferente, puede
provocar reacciones físicas diferentes y con consecuencias variadas tanto para
el desempeño como para la salud.
Así que, el estrés es malo, pero de alguna
manera también es bueno. El estrés puede acrecentar inmunidad, crear fortaleza
mental, aumentar la claridad, resultar en una mayor apreciación de las
circunstancias propias y contribuir a un sentido de confianza creado sobre la
base de una historia de superación de obstáculos. La actitud de
“el-estrés-es-debilitante” puede cambiar. Los que creen que “el-estrés-puede-enriquecer” tienen mayor
posibilidad de utilizar estrategias productivas, tales como buscar
retroalimentación en tareas que inducen el estrés.
Cómo aprovechar el estrés
Mucho del estrés no es evitable, así que tratar
de desarrollar estrategias para aprovecharlo es mejor que los esfuerzos
inútiles para desterrarlo. Estrés bien manejado en el trabajo puede mejorar el
desempeño, pero debe ser seguido de períodos de descanso. Este puede
corresponder a no chequear correos el fín de semana, a tomar más vacaciones o a
dar un paseo durante el día.
Para empleados y empresas la lección es que
tareas difíciles fomentan el crecimiento
y que el tiempo de recuperación ya debe estar incorporado al tiempo de trabajo,
y el tiempo personal no debe ser absorbido por las redes sociales y el correo
electrónico. Algunas recomendaciones incluyen: (a) por cuanto la mente puede
ser transformada a través del tiempo es factible cambiar los patrones
recurrentes de pensamiento, (b) deshacerse de los pensamientos que provocan
estrés y (c) resolver a tomar acción cuando se presenta una situación
estresante.
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